¿Por qué?
Esa pregunta que nunca te has dejado de hacer. Inquieta y preguntona desde que tienes uso de razón.
Aunque parezca irrisorio te encanta coger el video de tus primeros años de vida y verlo una y otra y otra vez. Y aunque parezca mentira… esas imágenes activan alguno de tus otros sentidos, como por ejemplo el del gusto y el del olfato. Cada vez que ves el fragmento del Lago de Sanabria, en el cual tendrías no más de 2 años, recuerdas el sabor de ese gigante yogurt de fresa. No era como los de ahora, ya no son iguales. Recuerdas el olor de la lluvia en “la otra casa”, recuerdas el olor del verano en el pueblo mientras mirabas las estrellas junto con tu abuelo en el banco al lado del sauce llorón.
Siempre terminas llorando, siempre. En el fondo te das cuenta que sigues siendo igual que con dos años, sigues teniendo los ojos abiertos al mundo. Receptiva y curiosa. Te encanta conocer, y te encantaría saber todo de todos.
¿Por qué todo cambió?, ¿por qué creces?, ¿por qué tu vida se complica? Se complica y te la complicas. Ya no te la complicas tanto como antes, no, porque has descubierto que las preocupaciones son mayores cuanto más lo pienses. Tus complicaciones han ido disminuyendo de cantidad pero no de calidad.
Gajes del oficio como dicen… no siempre van a estar papá y mamá para solucionarte todos los problemas. Los de matemáticas dejaron de ser tus mayores problemas desde 6º de primaria.
En estos momentos el tema del amor no es algo que te preocupe. Después de 5 años viviendo por y para esta enfermedad, has comprendido que no tienes que buscarlo desesperadamente, que si tiene que venir vendrá. Lo único que sabes es que si te estabilizad algún día, sea porque has descubierto a tu alma gemela, o a tu media naranja. No quieres más frutas ácidas, ni amargas. Quieres una persona dulce, que te entienda, que te escuche, que quiera compartir contigo tus buenos y malos momentos, que confíe en ti, que no te mienta…
- Pido mucho- piensas. -¡Ni que fuese buscando al príncipe azul! No soy ninguna princesa, y hasta ahora muchos eran ranas.
Lo importante es recordar, pero no añorar, eso nos hace crecer como personas... Puede que cualquier tiempo pasado haya sido mejor. Pero ten en cuenta que en este preciso instante estás en un momento que será mejor que uno venidero…Así pues ¡DISFRUTA!
Te agobias muy rápido por el paso del tiempo, de hecho el año pasado cuando cumpliste 19 no dejaste de amargarte. Cerca de la veintena, cerca de esta década que has comenzado en la cual tendrás que forjar y coger las riendas definitivas de tu vida. ¿Quién sabe si alcanzarás tus objetivos?, ¿quién sabe si dentro de 8 años ya tendrás hijos?
No quieres pensarlo por el momento, el futuro ya vendrá. Pero no dejes de tenerlo presente. Tienes que alcanzar tus metas, tus objetivos, y a ser posible sin dejar nada, absolutamente nada por el camino. –Ya he dejado suficientes cosas para llegar al lugar en el que estoy- piensas.
Lo que sí que tienes claro es que desde el año pasado has cambiado tu vida. Estás viviendo lo que no pudiste hacer con 16 y con 17. Tienes claro que las tienes a ellas, que lo que has forjado va a estar ahí… ¿por qué? Porque has aprendido que los amigos de verdad se cuentan con los dedos de las manos, porque sabes que te relacionas con gente variopinta pero que tiene una madurez y una visión de la vida peculiar. Porque no te juntas con gente que tiene ideas anticipadas de cómo eres o cómo serás. Viven el día a día a tu lado y se limitan a eso, a vivir, a disfrutar, a escucharte y a contarte.
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ResponderEliminarLos verdaderos amigos: con los de una mano.
ResponderEliminarY como dice la rubia madura de rizos hechos con bigüdies y su bata de güatinè: "Quien bien te quiere..."