Poder escribir las páginas de nuestra vida

Poder escribir las páginas de nuestra vida
Poder escribir las páginas de nuestra vida

jueves, 28 de abril de 2011

Inocencia corrupta

Excursión de fin de curso.
Durante este año has pasado muchas cosas, demasiadas quizás. Has tenido que sufrir una temporada de acoso escolar por no dejar tus deberes a tus compañeros. Bolitas de papel sobre tu cabeza, amenazas, broncas y expulsiones. Pese a esto, un hecho que te hizo empezar a confiar en ti misma: después de 4 años ya no llevas esos malditos brackets que tantos problemas te han traído. Has dejado baloncesto de manera seria porque has entendido que es más importante la altura que la técnica y la táctica, al menos en estos niveles. No eres una pusilánime, pero te hubiese gustado que valorasen tu trabajo.
Vais a pasar el día a Madrid, PARQUE DE ATRACCIONES.
Es genial, te encanta sentir al máximo la adrenalina, te encantan los riesgos, aunque sabes que esto nada tiene que ver con, por ejemplo, saltar desde un avión y tirarte en paracaídas. No tienes miedo a nada, absolutamente a nada. Un gran día, grandes sucesos, acercamientos y complicidad.
ÉL, ÉL, ÉL, aquel del que te has pasado hablando desde que entraste en el instituto, aquel por el que has pasado millones de momentos malos, aquel, en definitiva del que estás enamorada hasta la médula.
Alguna vez lo habíais hablado. Querías que te hiciese el favor de darte tu primer beso. Quizá seas la única de tus amigas que nunca ha besado a un chico, pero te da igual. No has tenido la oportunidad, ni has querido. Consideras que es algo demasiado especial que no querrás olvidar nunca.
Durante todo este año habéis estado más cerca que nunca. MAPS.
Sabías que si os besabais jamás podrías olvidar ese momento, ese sabor, esa sensación de mariposas en el estómago. Sabías que después de eso podrías enamorarte más que nunca, podrías pensar que podría pasar algo más entre vosotros. Podrías soñar con lo que ya soñaste que se hiciese realidad.
Has sufrido y has llorado mucho hasta llegar hasta aquí. Decidiste arriesgarlo todo para conseguir tus propósitos, como siempre haces. Nada que perder a parte de tu dignidad, pero quizá mucho por ganar.
Pasa lo que tenía que pasar. Un autobús. Dos besos que hoy te resultan casi graciosos. Nada que ver con los besos de verdad, pero en ese momento fueron mágicos para ti. Tan mágicos que por unos instantes se te cortó la respiración. Quizá no disfrutaste tanto del momento como hubieses querido. Mente y alma en funcionamiento. Equilibrio. Maldito equilibrio que no te dejó saborear al 100% el momento.
Quizá sea una característica de tu carácter. Demasiado influida por el Renacimiento y por Garcilaso, y muy poco por la ruptura radical que supone el Manierismo o el Barroco.
Al día siguiente estabas en una nube. No habías dormido en toda la noche recordando lo que había pasado. Al día siguiente él mejor que nunca, cariños, arrumacos y ternura. Fin de curso. Un botellón y tu primera borrachera. Un día de cine, una mentira y tu peor verano. 3 meses castigada por mentir. Jamás les perdonarás a tus padres que por una mentirijilla piadosa te perdieses el que podía haber sido el primer gran verano de tu vida. Siempre se lo recuerdas.
Siempre maldices ser la mayor y siempre maldices las duras represalias que han tomado en tu contra. Demasiada hiper-protección, demasiada poca autonomía exterior pese a la increíble libertad interior. No es envidia, es rabia.
“Te extraño – UPA Dance”. Tienes que eliminar esas canciones del Ipod. Demasiados recuerdos. Demasiado peso.

miércoles, 27 de abril de 2011

False Friends

¿Amistad?
-          Já, vaya gentuza- piensas.
Normal, no has recibido más que puñaladas.
Nadie, pero nadie sabe lo que has pasado. Es como haber vivido una pesadilla durante años. Ya desde el colegio algunas de las niñas te miraban extraño por haber sido escogida como portera del equipo de los chicos, por salir casi los cuatro cuartos de los partidos de baloncesto, por sacar buenas notas, por ser el ojito derecho de los profesores, por amar la pintura, leer, por ser una hija modelo… -Eso es algo que se consigue a base de esfuerzos y responsabilidad- vuelves a pensar.
Pensabas que en el instituto todo sería diferente, pero siempre tienes que dar la nota. No te gustaba destacar, no te gusta alardear de tus éxitos, pero ya hay gente que se encarga de hacerlo por ti.  Tus láminas de la asignatura de Plástica eran mostradas al resto de tus compañeros de 1º, comentarios del profesor de sociales acerca de tus buenas notas…
Con el paso de los años quienes más te criticaron te han pedido disculpas, pues se han dado cuenta que lo único que querías era no estancarte y alcanzar y superar todas tus metas.
Tú no tienes la culpa de amar lo que haces, de amar lo que estudias o de amar estudiar. Eso no quiere decir que detrás de todo esto no tengas vida. Tienes una vida de telenovela. En ningún momento has estado aislada del resto por dejarlo todo. Quizá el resto te ha aislado por los malditos prejuicios. Freak y bicho raro para los que te juzgan indebidamente, vida normal para el resto.
No se dan cuenta que no todo en la vida es basarse en los estudios, sino que la mayor de las experiencias vitales te la da el transcurso de la vida. De nada valen los libros si no sabes aplicarlos, de nada valen los sueños si no se llevan a cabo.
Bagaje vital, quizá eso es lo que te sobra.
En medio de las críticas acerca de tu manera de pensar transcurre una historia turbulenta. Enamorada hasta los tuétanos de tu primera gran historia. Tardes y noches llorando porque jamás pasaría algo entre vosotros. Porque es un amor de tontos, tú enamorada de él y él de tu mejor amiga. Lo peor en este triángulo que tú eras su mejor amiga, y quieras que no… ese es un inconveniente añadido.
En cada discusión ibas a salir tú, celos enfermizos que te llevarían a vivir una de las peores experiencias.
Jueves, y las cosas empiezan a enturbiarse. En el recreo ya sabes la noticia, dicen que ha habido una gran bronca porque creen que tú estás por medio. No es cierto, él había evitado decirte que seguían juntos para no hacerte daño. Inmediatamente te refugias en él, él te lo explica y te dice que no te preocupes, que no va a pasar nada y que va a estar siempre a tu lado. Rumores que hacen que ella se enfurezca y tenga ganas de pegarte, de decirte que tú no eres para él. Un desmayo, una ambulancia, semanas de despachos, de casi expulsiones, de posibles denuncias.
Al final… un reencuentro, una aparente firma de paz. Solo aparente, porque aunque no lo parezca, esto no ha hecho más que empezar. En el amor y en la guerra todo vale.
Este recuerdo viene a raíz de tu última experiencia. Falta de coherencia, inmadurez de la gente que pensabas legal… algún día se darán cuenta de quien merece y quien no merece la pena. Hasta ese día tú estás tranquila porque les tienes a ellos y sobre todo, tienes las mejores amigas del mundo, llegadas a tu vida cuando menos lo esperabas y cuando más falta te hacía.

martes, 26 de abril de 2011

Autodestrucción

Sobresaltada en medio de la noche.
Siempre el mismo sueño, siempre en las mismas fechas, siempre por los mismos motivos.
Desde que tienes uno de razón recuerdas haberte despertado con el mal sabor de boca de tu pesadilla. Has intentado descifrarlo pero no consigues averiguar por qué. Tan americano y tan surrealista.
Un granero solitario en medio de una granja enorme. Típico de las películas del tipo “La casa de la pradera”. Rojo, gigante, exteriormente pacífico. Siempre lo imaginamos lleno de paja y grano por dentro. Así es, paja y utensilios de labranza, rudos y tradicionales, nada que ver con la actualidad.
Entras, siempre de noche, sin motivo, solo tu curiosidad. Eres una persona empirista, te encanta sentir y experimentar a través de la experiencia. Oler, ver, tocar, saborear, oír. En medio de la noche una tormenta de verano. Odias que llueva pero te encanta ver llover. No soportas la sensación de humedad mojada. Es horroroso sentir como la sopa se te pega al cuerpo evitando la libertad de movimientos. El gusto por el olor de la lluvia lo has heredado de tu madre. Goteras, grandes goteras que te empapan. Cercanas a la puerta. Decides adentrarte en los entresijos de ese mastodonte. Una linterna y la luz de una luna llena que entra por una pequeña y redonda ventanuca. Siempre te acuerdas de la buhardilla donde vivía Heidi en casa de su abuelo.
Siempre algo rompe la tranquilidad de la oscuridad. Un ruido estrambótico paredes que empiezan a moverse apretándote y acorralándote en el centro de esa gran mole de hierros. Nadie, soledad, encierro, oscuridad, agobio, en definitiva NADA y TODO.
Despiertas, siempre a punto de morir ahogada, siempre sales airosa, pero tus preocupaciones son mayores cuando despiertas.
Piensas y sabes que detrás del sueño se encuentra la mayor de tus preocupaciones, el mayor de tus miedos: la soledad y el agobio que esta produce. Sabes, aunque no es el momento de recordarlo que más de una ocasión has sentido esa soledad.
Tan rodeada pero tan sola. ¿Quién no se ha sentido así alguna vez en la vida? Ocasiones en las que crees tenerlo todo pero realmente no tienes lo más importante, el pedacito de vida que viene dado por el amor de quien más necesitas. No solo amor hacia el ser amado, amor familiar o fraternal, sino amor a aquellas cosas que no ves, que quieres sentir pero no puedes porque están tan lejos de ti que es imposible alcanzar.
Sabes que se puede amar lo que no ves, que puedes vivir alentada por una ilusión. Lo sabes porque lo has vivido. Pero todavía estás buscando algo que te haga cambiar el rumbo de tu vida.
Sientes siempre la presión procedente de todos los sectores de tu vida:
-          Sientes que debes mantener el camino recto que tus padres te han marcado. Sientes la responsabilidad de ser la mayor, de haber sido siempre tan recta.
-          Sientes el peso de tus estudios, de no valerte de un simple aprobado. Siempre quieres más, como si de un vampiro con sed de sangre se tratase.
-          Sientes el deber de ser buena con tu alrededor, el temor a fallar a tus importantes.
Ojalá un día te sientas tan fuerte como para superar esos obstáculos y sentirte libre.

lunes, 25 de abril de 2011

La peur

Después de unos días demasiado intensos te toca asimilar sucesos y hechos.
Lo peor es que sientes como nadie es capaz de comprender lo que sientes, por qué lo sientes y para qué lo sientes.
Demasiada gente, y demasiadas bocas. Nadie está en condiciones de hablar de ti, nadie excepto aquellas personas que realmente te valoran tal cual eres. Intentas pasar de todo pero eres vulnerable a las críticas y cada una de ellas se te clava en el pecho como si de un puñal se tratase. Todos aquellos que piensan que te conocen y no hacen más que criticar. - ¡Maldita demagogia barata!- piensas. Siempre has estado en contra de los prejuicios porque con el paso de los años te has dado cuenta que lo superficial nada tiene que ver con el interior de las personas. No soportas que nadie se meta en tu vida, y mucho menos que entre en ella criticando actitudes. Es muy bonito hablar de los demás cuando ni si quiera se han parado a pensar la basura de vida que tienen.
Por fin has tenido el coraje de afrontar tus problemas y tus miedos y has hecho lo que has querido sin importarte nada. Has sido feliz por unos momentos. Pero siempre hay una nube negra que vuelve a ensombrecerte descargando sobre ti la mayor de las tormentas. Son los fantasmas del pasado los que te acechan… cada vez con más fuerza.
Ellos son los que consiguen que tu autoestima esté por los suelos, los que consiguen hacer que no te valores, y los que consiguen volverte loca.
Millones de veces piensas que eres una desgraciada porque llegas a los sitios siempre tarde y mal. No consigues coger a tiempo las oportunidades que el destino y el transcurso de la vida te ofrecen, cual mariposa escapa de las redes que pueden encarcelarla en un bote de cristal. Tienes las cosas claras pero dudas si serás capaz de conseguirlo o no.
Una mirada capaz de embrujar a cualquiera. Un corazón a punto de salirse del pecho. Un problema. Es pronto para aventurarte pero lo tienes claro. No hay vuelta de hoja y sabes lo que hay. Mil preguntas, mil respuestas y un amago de hechos. Un amago, porque en el fondo te has dado cuenta lo increíble que es. Algo mágico que consigue hacerte sentir segura de que quieres seguir ahí. No has podido callarte y has dejado al descubierto tus cartas. Juegas con ellas encima de la mesa, sin importarte nada más que él. Nada tienes que perder, y mucho, quizá por ganar. Eso no está en tus manos, sino en las manos del HADO.
Estás tan bloqueada que no salen de tus manos aquellas palabras que tanto te alivian. Te cuesta porque algo en ti siente que nada saldrá bien. Decisiones valientes o precipitadas. Pero decisiones. Nunca se sabe donde nos espera la felicidad, si debajo de cualquier canto rodado, que al igual que nuestra vida va puliéndose hasta convertirse en una superficie más o menos lisa a la cual nada puede rayar, o si la felicidad está donde menos lo esperamos. En el lugar o en la persona menos indicada.
Solamente el tiempo es el encargado de poner a cada uno en su lugar.
¿Esperar o desesperar?
Ahora no estás preparada para tomar la decisión de esperar, pero tienes claro que por una buena causa serías capaz de desesperar y esperar toda una vida.
Después de esta reflexión te das cuenta. Tienes 18 años y toda una vida por delante.
Rompes tus esquemas, das la vuelta a la tortilla y decides vivir. Nada de encarcelamientos, nada de esposas que te aten a la pata de la cama, nada de palabras explicativas. Egoísta pero real. Tan real como la vida misma. No será ficción. Tu cambio no ha hecho más que empezar, al menos exteriormente.
Ahora bien… sabes que no vas a poder escapar de las poderosas flechas del hijo de Venus. Por mucha libertad que trates de vivir, tu corazón está preso y encaramado a un sentimiento que quieres evitar por todos los medios. El miedo es libre, tan libre que se ha apoderado de ti, de tu corazón y de tu enamoramiento. Antítesis evidente, pero razonable. Así es el amor.
Te quitas los cascos. - Un millón de cicatrices…, qué razón tiene ECDL-

miércoles, 20 de abril de 2011

Des souvenirs

      -          ¿Cuántas veces has estado enamorada?
-          Tres, ¿tú?
-          Ninguna
-          Tía, es imposible.
-          ¿Por?
-          No sé, fijo que alguna vez te has sentido como en las nubes, con ganas de que fuese para siempre… no sé.
-          Pues no.
Sigues pensando que es imposible. Que vale que a lo largo de tu vida has sentido atracción física o sexual por muchos chicos, pero también has sentido amor.
 A veces desearías no haberlo hecho, pero la razón no controla al corazón. El corazón es como un ave, un alma libre que vuela por encima de nuestras cabezas sin saber dónde parará. Es como el dios Cupido, que con sus flechas es capaz de hacer el mejor bien y el peor mal.
Un vaso de leche y al ordenador. Jornada nocturna de Tuenti, es viernes y no tienes ganas de salir. A cambio de quedarte en casa, recibes una fantástica velada: conversaciones entretenidísimas con tus colegas riosecanos, idas de pinza, conversaciones triple X , y música.
More de Usher suena cargándote de ganas. Da igual, ya no vas a salir.
Te pones a charlar con tu hermana, a contarle cosillas, pensamientos. Ella siempre igual. Pasando de todo, hasta de ti cuando le cuentas algo interesante.  Cosas de la edad. 16 años y toda una vida para darse ostias y madurar. Piensas que con su edad tú ya habías madurado, estabas centrada en tu vida y en tus estudios. Tenías novio estable y formal. Da igual, somos polos opuestos.
Estás tan cansada que decides acostarte. Hoy no toca escuchar música. Apoyas la cabeza en la almohada y cuando te das cuenta, vuelve a ser de día.
Te levantas, te duchas, estudias y haces un poco el vago. El mismo procedimiento de cada sábado que te quedas en Valladolid. No tienes planes, ni ganas de hacerlos. Tus padres se van de paseo y te quedas sola en casa.
Pones el Soundround a toda pastilla. MORTAL FM. Tus éxitos house y dance preferidos. Demasiada publicidad. Decides coger el primer CD que encuentras. El Barrio.
De repente, suena tu móvil. Es tu ex. Quiere verte: “No podemos dejar así las cosas, tenemos que vernos. Desde lo del otro día no he dejado de echarte de menos”
Mismo banco.
Bajáis al centro a tomaros unas cañitas. Hace buenísimo así que decidís sentaros en una terraza.  Vuestras miradas se pierden en la infinidad de los ojos del otro, queréis pero no sabéis como, ninguno de los dos sabe cómo dar el primer paso. Finalmente, como hay confianza, decides lanzarte tú. Os besáis. Os fundís en un largo beso, en un beso tierno a la vez que pasional, en un beso que te hace recordar. Shhh frenas tu mente. Los recuerdos los dejas para otro momento, ahora decides disfrutar. El mundo se vuelve a parar. Dejando que pase el tiempo... como si nada hubiese a vuestro alrededor, solos él y tú contándoos la vida, mordiéndoos el alma, pensando en el futuro, riendo hasta llorar, sintiendo sin parar.
Hora de volver a casa, no quieres, estás tan a gusto con él… Pides al cielo que el mundo no siga su curso, que todos desaparezcan.
Por un instante, los remordimientos te asaltan: ¿estás haciendo lo correcto?
Él, como si de un mentalista se tratase, te dice -Alba déjate llevar. Así es. Os dejasteis llevar por el calor de vuestras almas, de vuestro fuego interior, de vuestras ganas de amaros y de vuestras ganas de vosotros. Vuestros cuerpos se unieron para convertirse en uno solo. Suena agresivo y poco romántico, pero es el reencuentro más bonito que jamás nadie haya vivido. A la luz de la luna. Dos cuerpos, dos almas gemelas amándose. Te abraza tan fuerte que te corta la respiración.
De su boca, dos palabras: te quiero
De la tuya otras dos: para siempre
Llegó la hora de la despedida, no queréis, pero la noche se hizo corta. Hasta la propia eternidad sería efímera para vosotros. Estáis en una nube y no queréis bajar. Te acompaña hasta la puerta de casa. Besos, besos, más besos.
-          Hasta mañana enana
-          Hasta mañana guapo
Subes las escaleras de tu portal, llegas a casa y abres la puerta. Todos están dormidos. Tienes ganas de contarle todo a tu hermana. -Seguro que se alegra- piensas.
No tienes ganas de dormir. Ninguna, solo de soñar despierta, de pensar en lo que ha pasado. Un sms: “Me ha encantado, jamás me había sentido tan dentro de ti. Sigo enamorado”.
Te encantaría contestarle pero no es el momento. Tú no estás segura de querer algo serio. Estás muy bien como estás y os conocéis. Sois iguales y discutís por todo. Mañana será otro día.

martes, 19 de abril de 2011

Cobardía

Acabas de llegar al pueblo. 25ºC. –Y estamos todavía en abril- piensas. No te apetece estar en la penumbra del salón. Fuertes, robustas y macizas paredes de adobe recubren esa casa tan antigua, fresca y frío durante todo el año.
Coges una silla y sales al patio. Sacas tu cuaderno de notas y te dejas llevar por la MUSA. Hace días que no puedes dejar de escribir, estás enganchada. Nunca has pensado en sacarlo a la luz.
Sol,sol, sol…¡cómo te encanta! –Mmmm Santander…-
Estás sola, no hay nadie a tu alrededor, nada. Una naturaleza asilvestrada y el cantar de unos pájaros que según las creencias populares y los libros del gran maestro Delibes vaticinan agua.
- Agua, playa, sol, mar- piensas. De repente vuelves a ser una niña con 8 años. Tu padre empieza a trabajar en Santander. Tren y una tortilla de patata sin cebolla cuyo sabor todavía recuerdas. Paseáis por la ciudad y os coméis vuestro primer helado. Chocolate. Abril y comiendo helados. Imposible poder haberlo hecho en Valladolid. Desde entonces no puedes dejar de amar Cantabria. Toda en general, tan verde, tan húmeda y tan suave. Naturaleza. Poder respirar aire limpio. Aire tranquilo que te ayuda a respirar, a vivir de otra manera más pausada. Otro carácter, otra vida. Ojalá puedas convertir Cantabria en tu día a día algún día.
Poco a poco te has ido acostumbrando. No has olvidado ni lo harás todas las lágrimas derramadas cada domingo que se iba a Lérida.
Toca volver a casa. Lo que no sabes es que volverás en verano. Así durante tres años.
Vagos recuerdos de esa época, pero recuerdas con mayor fuerza el segundo verano que estuvisteis en Santander. Nada fue como esperabas. Era la fiesta del puerto y tu madre recibió una llamada. Tu abuelo estaba ingresado.
Fue el principio del fin. Día a día preguntaste por él, por su evolución, sin saber exactamente qué era lo que le ocurría. Las respuestas a tus preguntas siempre eran positivas.
No pudiste verlo, sólo escucharlo. Una voz al otro lado del teléfono, un hilo de voz, triste, apagada, rota. Ese día comprendiste todo. No volverías a ver jamás a tu abuelo.
La cosa empeoró. Noches en el hospital. Tu hermana y tú tuvisteis que ir a casa de tu tía. Pese a lo bien que lo bien que lo pasasteis tu interior sabía que pronto recibirías una noticia. Tu interior sabías que jamás podrías perdonar que nadie te tratase no solo como una niña, sino como una persona. Comprendías todo y no le viste.
Pusiste todo de ti, rezaste, tenías fe, pero se fue, os dejó. Os dejó en el día a día pero jamás os dejó en vuestros corazones.
Hoy, te sientes afortunada. Aunque solo disfrutaste de él 9 años, aprendiste que la experiencia es un don. Él era sabio, amante de la naturaleza y de la caza, de los animales.
Cuando te portabas mal, sabía como pararte.
-          Alba, ¿ves esta mano tan grande?
-         
-          Pues… ya sabes (sonrisa)
No conoces de él más que lo que viviste. No te atreves a preguntar nada. Eres una cobarde.
Algo rompe tu recuerdo. Es tu abuela, su mujer:
-          ¿Qué quieres de cena?
-          Lo que haya, me da igual
Admiras su entereza, su bondad y su saber seguir hacia delante. Supongo que es algo normal. Los abuelos están para consentir, pero también están para enseñar. Son la cima de la experiencia. Al menos, eso pienso yo.

lunes, 18 de abril de 2011

Sinónimos o antónimos

Bla, bla, bla, estás en clase de Semántica. -¡Qué coñazo!- piensas. Ya tienes en casa uno de los libros citados en la bibliografía. Concepción Otaola Olano. Lo has hojeado y ojeado. Ya te lo sabes. Sinonimia.
¿Amar o querer? , ¿te acuerdas de las veces que discutíais por este motivo?
-          ¿Solamente me quieres?
-          ¿Qué más quieres?
-          ¡Qué me ames!
-          Bueno… te “quieramo”, que es más que querer, pero menos que amar.
-          ¬¬ vale, tranquila. (Portazo)
Con el tiempo te has dado cuenta de lo absurda que es esa diferenciación.
 Significante y realidad según el lingüista Kurt Baldinger. “[…]es fácil comprender que no exista relación directa entre significante y realidad. El significante no está motivado por la realidad, el signo lingüístico es arbitrario”.
 –Y tan arbitrario- piensas en alto. En cada lengua la palabra amor,  se escribe de diferente manera. ¿Qué más da la forma de escribir o de decir si verdaderamente lo sientes? ¡Qué discusiones más patéticas… te las podías haber ahorrado!
Cosas de niños.
Siempre cosas de niños. Pero sentiste amor de verdad. Amor, love, amour… llámalo o escríbelo como quieras, pero te sentiste llena de ese sentimiento que te inmovilizaba cada vez que pensabas en él,  que te hacía volar cada vez que te besaba, que te llamaba princesa.
¿Princesa? Esa palabra que te cansaste de escuchar. Llegó un punto en el que tu historia de cuento de hadas, se convirtió en la más macabra historia barroca que jamás pudiste imaginar. Una bonita construcción poética cargada de connotaciones negativas, tristes, oscuras. Lo dejaste todo, todo, tus amigos y hasta a tu familia. No hables de pérdida de tiempo, sino como una buena lección de vida.  Algo para no repetir.
Todavía no entiendes por qué te ha dejado solamente recuerdos malos. Muy pocas veces te acuerdas del amor que os profesasteis durante casi un trienio. ¿Tanto daño te hizo?, ¿tanto le quisiste como para odiarlo?
Sabes que no le vas a perdonar nunca ciertas cosas. Otras en cambio sí: las chorradas. Jamás alguien que querías tanto te hizo tanto daño. Bueno… o quizá sí. Tu abuelo. Nunca le perdonarás no poder haberte despedido de él antes de que se fuese de tu vida.
Los ojos se te inundan de lágrimas. Quieta. Estás en clase. Vuelves a la realidad y quedan 15 minutos para que la clase termine. Llevamos 2 semanas con unas fotocopias interminables.
Vuelves a pensar en él. Realmente sabes que ni contigo ni sin ti. Sientes que le posees, pero no como pareja, sino como alma. Su personalidad es tu producto. Tú le creaste, le hiciste cambiar, ya no sabes si a mejor o a peor. No le conoces, no sabes donde se metió aquel rubio del que te enamoraste.
Con todo esto has aprendido a valorarte. Eres súper exigente, eres muy independiente, perfeccionista y por supuesto, tocapelotas. –Jajajajajajaa- te ríes, recordando una frase típica de tu padre:
-          ¡Para ser vírgen bien que tocas los cojones, hija! – dice tu padre.
-          ¿Y tú que sabes si soy vírgen o no? – contestas airadamente.
-          Bueno, al menos quiero pensarlo- responde tu padre con sonrisa maliciosa.
¡Cómo le quieres! Es genial tener un padre así. Podéis hablar de todo tranquilamente, horas y horas. Has heredado su carácter, su tenacidad y su talante. Eres la persona más perfeccionista que conoces, por encima de él incluso. Se siente orgulloso de ti, ¿lo sabes? Tú también de tenerle como padre.
 (11:00) Cambio de clase.

viernes, 15 de abril de 2011

Hasta pronto

Lo siento por aquell@s poquitos que me seguís. Hasta la próxima semana, y un fuerte abrazo.

Brisa

Verano. Por fin.
Como todos los años, decides ir a VDLC a pasar unos días con tus abuelos y con tu prima.
Primer día de confidencias, de secretos, de chismorreos, de hablar de clases, de hablar de todo y de contar un secreto: estoy enamorada.
-          ¿Enserio?
-         
-          ¿Cómo lo sabes?
-          No sé, sueño con él, pienso en él, vivo y hago todo por él.
Pasan los días, hace cada vez más calor, tardes de risas, de móvil, de bobadas, de estar en la parra, de soñar, de recordar, pero sobre todo de madurar.
¡Suena tú móvil!, como tono tienes “La tortura” de Shakira. -¡ES ÉÉÉÉÉÉL!- gritas emocionada mientras tu prima te mira con una cara extraña.
-          Buenas tardes señorita
-          ¡Bu,bu, bueeeeeeeeeeeeeeeeeeeeenas tardes guapo!
-          ¿Qué tal va todo?, ¿dónde andas?
-          Pues en el pueblín,  ¿tú?
-          Con ella.
-          … (Se hace un silencio casi sepulcral)
-          Bueno niña hablamos otro día, y a ver si cuando vuelvas quedamos
-          Estupendo, nos vemos, un beso.
Recuerdos, recuerdos, recuerdos, más recuerdos ¡JODER!
Después del duro trago de que se enterase que te gustaba, pasaste una época, muy muy extraña. Celebraste tu cumpleaños con tus amigas en el cine, y se apuntaron él y su grupo de amigos. Súper cerca, súper confianza, tardes en el instituto jugando al bádminton, tú y él, cerca, agarrados, conversaciones sobre lo bonito que sería encontrar el amor.
Un sms… “Quiero hablar contigo”.
Al día siguiente habláis, a la salida del entrenamiento, no sabe muy bien como decírtelo…
 - Mira, desde el día de tu cumpleaños, estabas guapísima, me encantó como estuvimos y creo que me gustas, pero no sé- te dijo. De repente, por tu cuerpo, una sensación desconocida, ganas de gritar al mundo que le quieres, que te encanta, que estás loca por él. Tus mejillas se sonrojan, tu alma quiere salir, explotar, volar, sentir.
Esperas unos días, y vuelves a sacar el tema como que no quiere la cosa… su respuesta esta vez es: “No sé, creo que pudo haber algo, pero ha pasado algo”
¡Vaya faena!, ilusiones infundadas, y lo que es peor, tu primer desengaño. No pasa nada, y como siempre y como a todos se lo perdonas. Te importa su amistad por encima de todo.
Mayo, buen tiempo… ganas de salir, de hablar, de parque, de pipas. Una noticia: están juntos.
Te tiras el día entero tirada en la cama, llorando como si se fuese a acabar el mundo. Están juntos. Algo que no alcanzas a comprender.
Con los años te das cuenta de que ellos no estaban haciendo ni más ni menos que lo que sentían, que tú no eras quien para estropear una relación y un amor, que, quizá hoy, siga vivo en sus corazones.
No quieres saber nada del tema, no quieres verles, no crees en su relación, te han fallado, ella tu confidente. –Sabía que estoy enamorada, lo sabía- piensas.
Por un instante, vuelves a la realidad, tu prima te pregunta quién era el sujeto y el objeto de la llamada. Contestas:  era él, mi primer amor. Siguen juntos.

jueves, 14 de abril de 2011

En vela

Suele pasar: has estado dando vueltas en la cama y no logras conciliar el sueño, -normal, he dormido 2 horas de siesta…-  piensas.  Son las 4 de la mañana y en el Tuenti están los de siempre: aquellos cuya vida social se limita a comer, beber y dormir.  Vamos, unos parásitos sociales que ni sabes por qué los tienes como Tuenti-amigos.
Después de criticar mentalmente, coges el móvil. 0 llamadas, 0 sms… -¡nada es como antes!- piensas. Coges los cascos, pones la música, y el mismo procedimiento de siempre. Te metes en tus pensamientos. No existe nada a tu alrededor. Fuera quedan todos los libros pendientes que leer, tus apuntes, TODO aquello que te hace llamar al sueño. Simplemente quieres despejarte.
"Cómo voy a escapar de aquí" UPA Dance en los auriculares.
 Supongo que lo piensas muy a menudo, la música te mueve, y te hace sentir viva, y sabes que en cada momento especial suena una canción de fondo, aquella que marcará ese preciso instante.
Has pasado tu blog a tus amigos, piensan que deberías seguir escribiendo, que tus entradas parecen de novela juvenil, -no saben nada de mi vida, digo… de mi telenovela- piensas.
Vuelta al pasado, vuelta a esa etapa que te encantaría cambiar.
12 años, lo más parecido a Betty la fea, gafas, aparato y toda una pubertad por delante. No sabes lo que es el amor, ni imaginas tan si quiera lo que se siente. Solo conoces la emoción de los libros y el entretenimiento de los entrenamientos de basket.
Primer día de instituto.
Amigos de toda la vida y nueva gente a la que conocer. 1ºB. Gran clase sin duda. Batiburrillo de gente a la cual hoy has perdido de vista, y has perdido su pista. No a todos, quedan las que siempre estuvieron. No del mismo modo pero te consuela. Otra gente se ha alejado por cobardía, por no saber aceptar que la gente toma las riendas de su vida como le viene en gana y nadie impone nada.
De repente, habla un chico, guapísimo, -pero solo es un chico- piensas.
Después de un primer largo día en el instituto, vuelves a casa emocionada, te sientes mayor, claro, has salido de la burbuja en la que estabas enclaustrada, en el instituto verdaderamente conocerías lo que es la vida.
No te has dado ni cuenta pero ese chico está metido desde el segundo 1 en tu cabeza. No sabes la cantidad de problemas que te va a traer. No por él, sino por ti. Te has enamorado a primera vista sin conocerle de nada. Todavía no lo sabes. Todavía no puedes aspirar tan alto. No eres mujer, ni eres guapa, eres un cacho de niña en proceso de crecimiento. Ellos son incluso más niños que nosotras.  Todavía conservas el trauma de haber padecido sobrepeso. Tendrán meses hasta que empieces a sentirte bien contigo misma. Cambio corporal y hormonal, lo llaman.
Segundo día de clase.
 El resto de tus amigos de toda la vida están repartidos en la clase cuyas ventanas son contiguas a la tuya y en otra aula a la izquierda. Papelitos por las ventanas, gritos, cartas… Cosas de niños. Secretos y una confesión.
Ni dos días tardó en correrse la voz, ni dos días pasaron cuando vino a preguntarte si era verdad…
Primera lección: mantén la boca cerrada. Error que cometerás una y otra y otra y otra vez. No eres humana, porque volviste a tropezar varias veces con la misma piedra. La boca te pierde pequeña y esto te traerá muchos problemas...
Pi, pi, pi, pi. 8:00. Hora de levantarse. Te quedaste dormida pensando en ello, te quedaste dormida con el móvil encendido. Mamá abre la puerta:
-          Buenos días princesa, corre a desayunar que se te hace tarde.
-          5 minutos más… -dices mientras te arropas de nuevo.
-          Venga… que es el último día antes de las vacaciones de Semana Santa- dice suavemente tu madre.
Deja la puerta abierta, en la habitación de tu hermana suena “Todo lo bueno tiene un final” de Nelly Furtado. ¡Vives rodeada de música!, ¿lo escuchas?
Vas a desayunar, las miras. Tu hermana y tu madre, tus grandes pilares. ¡Qué hubiese sido de ti sin ellas en esos momentos de los que te acordaste anoche!
Vuelves a la habitación, te vistes, coges la mochila, la carpeta con tu millar de apuntes y sales por la puerta. Cascos, móvil y camino a la facultad. Otro nuevo día empieza para ti.
Lista de reproducción: paz interior.

miércoles, 13 de abril de 2011

Arrepentimiento

Miras el reloj (19:45), andas pillada de tiempo.  Has quedado a las 8. Para la ocasión has decidido ponerte tus shorts favoritos y tu camisa blanca. Estás guapísima. Siempre fiel a tu estilo, te calzas las Converse. Sales de casa corriendo, olvidando que el Tuenti sigue abierto.
Te pones los cascos, enciendes el Ipod y vas casi corriendo. Has quedado donde solíais quedar siempre, en vuestro banco. De repente suena Looking for Paradise, de Alejandro Sanz y Alicia Keys… y de repente, por un instante, te olvidas de todo y vuelves tus pensamientos hacia el pasado:
2009. Cantabria. Él. Tú. Playa. Mar. Paseos. Risas. Amor, mucho amor. Noches inagotables, días infinitos. Más amor.
Bufff… un pitido te hace despertar del recuerdo y volver a la realidad. Piensas qué bonito fue y por qué se acabó. Ahora todo es distinto. Estás en un momento muy dulce, te sientes mejor que nunca, más guapa, más delgada, admirada, piropeada. Todo está a tu favor. Te sientes orgullosa de ti misma, de tus éxitos en la carrera, de tus felicitaciones. Tus padres están encantados contigo.
Cambio de canción: Danza Kuduro. Esbozas una sonrisa, una enorme sonrisa que hace sonreír a la madre con su hijo que viene delante de ti. De repente, te acuerdas de tu verano, de tu maravilloso verano, de tu soñado verano. No has parado, y desde entonces eres aún más feliz.
-No todo es como la gente piensa, nadie me conoce realmente- piensas, y vuelves al mundo real.
No es fácil demostrar al resto que lo tienes todo, porque realmente no es así, tienes una familia y unos amigos que te adoran, pero te falta el amor. Ese amor que muchos estarían dispuestos a darte, no sólo una noche, sino mil y una. Tú eres el problema, no quieres atarte porque has pasado mucho tiempo así, pero realmente tienes miedo a volverte a enamorar y dejar todo por alguien.
(20:00) Ahí está como siempre, tan guapo. –Mmmmmm su colonia- piensas, y de repente se te eriza el vello. Te trae miles de recuerdos. Su habitación, su ropa, tus tardes en su casa, ayudándole a elegir qué ropa se ponía para salir. -Era todo tan perfecto…- ¡UPS!, has pensado en alto pequeña.
-          ¿Qué has dicho? –dice él-
-          Nada, nada, que aún no me había quitado los cascos y estaba sonando mi canción favorita –respondes-
Vais a tomar un café y os contáis la vida, exámenes, amigos, hasta amores. No te duele, y es raro, quizá sean solo recuerdos de un tiempo pasado. Os despedís y al hacerlo, os dais dos besos en la comisura, tentando a la suerte, tentando a que el pasado vuelva. Esta vez no cuela, cada uno para su casa.
Cuando llegas a casa ves que has dejado el Tuenti abierto, y tienes varias conversaciones y entre ellas, la del chico con el que más hablas últimamente: moreno, alto, ojos marrones, como a ti te gustan. Le conoces desde hace meses pero nunca te habías fijado en él, simplemente era un amigo con el cual salir de fiesta, echarte unas risas y tontear…
No te lo creías hasta que no lo viste. Pudo pero no fue, porque no os atrevisteis. Desde entonces has pensado muchas noches en cómo sería un beso suyo, una noche con él. Sueño tras sueño el pecho te aprieta, sabes que no estás enamorada, pero cada palabra suya te inspira una nueva ilusión. Cada sábado vives con la esperanza de qué pasará, cada vez que pasas por su casa, deseas encontrártelo, charlar, hablar, besarle, amarle.
De momento toca reprimir los sentimientos.